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Libro de las bestias

El Libro de las bestias es la sexta de las diez partes en que se divide el Félix o Libro de maravillas (1288-1289), donde ocupa el lugar de un tratado de zoología. Se trata, no obstante, de una seria reflexión sobre la política en forma de fábula. Llull plantea una trama compleja, llena de matices, en que se pueden seguir las maquinaciones de Na Renard, el zorro, para conseguir dominar el poder y ejercerlo desde un segundo plano. Los animales de la fábula, que Llull toma de fuentes orientales y del Roman de Renard francés, son una excusa para retratar algunas de las facetas más tenebrosas de la condición humana. Des del comienzo de la obra el lector se da cuenta de que el protagonista (a pesar del nombre, el personaje es masculino) hará cualquier cosa por mandar: la finalidad no es enriquecerse sino deleitarse en el placer de dominarlo todo, una triste pasión que se materializa en todos los niveles de las relaciones humanas. Na Renard acaba fracasando, víctima de su propia desmesurada ambición, pero su caída solo se produce después de muchas injusticias y atrocidades.

Al final del Libro de las bestias, se nos dice que Félix llevó la obra a la corte de un rey para que andara con cuidado a la hora de fiarse de según quien. Es muy posible que Llull escribiese este capítulo del Libro de maravillas como advertencia para el rey de Francia, Felipe IV el Hermoso, con quien había tenido contactos políticos en los años de redacción de la obra.