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Plurilingüismo

Todo aquel que lea las grandes novelas lulianas, el Blaquerna o el Félix, no dudará de que Llull fue un escritor excepcional en catalán, y uno de los principales contribuyentes a la formación de la lengua literaria. Tampoco debe olvidarse que fue uno de los primeros europeos en utilizar la lengua vernácula para escribir obras teológicas, filosóficas y lógicas. Sin embargo, no debemos pasar por alto que su opción lingüística era fundamentalmente instrumental: utilizaba el catalán para llegar a un público laico que lo entendía, pero él mismo o sus seguidores más inmediatos traducían sus obras al occitano, el francés, el italiano y el castellano si esto podía ayudar a difundir su mensaje. Cuando era necesario llegar a un público más letrado, el latín era, naturalmente, la lengua elegida. Pero no necesariamente se da una restricción de una lengua a un tipo de obra, ni tan solo a una obra singular. Si tomamos como ejemplo el número aproximado de manuscritos medievales completos, o que habían estado completos, de alguna de las obras ‘catalanas’ más conocidas, obtenemos el siguiente resultado (entre paréntesis el número de manuscritos que ya eran fragmentarios en origen):

  catalán occitano francés italiano castellano llatín
Blaquerna 1(1)14(1)   
Félix 7 141 
Orden de caballería 2 8   
Doctrina pueril 5(6)2(2)1  3
Libro del gentil 4 1 111

 

Incluso más que la relevancia de las traducciones en los casos del Blaquerna, el Libro de la orden de caballería y el Libro del gentil, tal vez sea aún más remarcable que los testimonios más antiguos que nos han llegado, en el caso del Blaquerna, sean un manuscrito occitano y dos franceses; en el de la Doctrina pueril, el manuscrito occitano, y en el del Libro del gentil, dos de los manuscritos latinos. En el caso del Libro de amigo y amado, el testimonio más antiguo es una traducción latina contenida en un manuscrito que el propio Llull regaló al dux veneciano.

En todo caso es imprescindible tomar en consideración esta tradición multilingüe, si existe, cuando emprendamos la edición de una obra de Llull.

Fuente: Anthony Bonner, “Recent Scholarship on Ramon Llull”, Romance Philology 54 (2001), pp. 379-380.

La mayor parte del opus luliano se ha conservado en latín; una parte pequeña pero nada menospreciable de textos tiene una doble versión catalana y latina; finalmente, otra parte aún menor tiene una versión exclusiva en catalán. Las cifras son suficientemente elocuentes: de unas 265 obras escritas, 57 se han conservado en catalán, de las que 20 tienen una versión solo en catalán y las 37 restantes tienen una doble versión catalana y latina. Hasta el momento no ha sido localizada ninguna obra en su versión árabe.

Con independencia de los testimonios efectivamente conservados, Llull declara en muchas obras su voluntad de producir otra versión de la misma obra; aún más, en muchos casos es constatable la voluntad de obtener versiones triples, en catalán, en latín y en árabe. Se trata, sin duda, de una singularidad remarcable en el contexto medieval. Es cierto que encontraremos algún otro caso similar, pero tal vez ninguno en que: 1) el fenómeno implique un número tan grande de textos, 2) con una diversidad tan grande de contenidos, de géneros y de registros, 3) afecte tal diversidad de lenguas, y 4) el autor sea él mismo el traductor o el impulsor inmediato de las traducciones.

Fuente: A. Soler, «Editing texts with a multilingual tradition: the case of Ramon Llull», Variants 5 (2006), pp. 53-72.