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Libro de Evast y Blaquerna

El protagonista del Libro de Evast y Blaquerna, novela escrita en Montpellier en 1283, es un héroe sin mácula que tiene el don de elegir siempre con éxito la mejor opción vital desde la perspectiva luliana. A los dieciocho años abandona a sus padres, Evast y Aloma, y la proposición matrimonial de Natana, a la búsqueda de la perfección espiritual del ermitaño. La consigue, pero al final de un largo periplo en el curso del cual habrá sido viajero, monje, abad, obispo y sumo pontífice. El estímulo constante de superación de Blaquerna lo emparenta con los caballeros de la gran ficción del siglo XIII: Llull no lo oculta en absoluto, desde el momento en que en el capítulo 50 el héroe rescata a una doncella robada después de vencer dialécticamente al hombre de armas que la ha raptado. Cuando la chica, agradecida, se le ofrece en medio del bosque (una aventura digna del Lancelot en prosa), Blaquerna encuentra un razonamiento capaz de vencer la tentación de la carne.

El relato de la vida de Blaquerna ofrece una estructura literaria en la que Llull inscribe una presentación global de la sociedad de su tiempo dividida por estamentos. Así, el primer libro trata de la gente que se casa: el estamento de matrimonio, simbolizado por los padres del héroe. La pareja vive en perfecta armonía conyugal y en una situación de bienestar económico hasta que el hijo llega a la mayoría de edad. A partir de este momento, la pareja renuncia a sus bienes, funda un hospital para pobres, se impone un régimen de continencia marital y se dedica a dar buenos ejemplos, de acuerdo con las inquietudes espirituales de los laicos del siglo XIII.

El segundo libro es el del estamento de religión. Empieza presentando la vida de Natana, que es la contrafigura femenina del protagonista. Después de vencer la oposición de la familia, Natana profesa en un monasterio, del que acaba siendo la modélica abadesa, y donde regula la vida de las monjas a través de recetas tomadas del Arte de Ramón Llull. Mientras tanto, Blaquerna inicia la búsqueda de la perfección interior en un complicado vagabundeo que lo lleva a descubrir la necesidad de someterse a la obediencia de una regla de vida. Como monje, Blaquerna destaca por su inclinación al estudio y a la devoción mariana.

Los libros tercero y cuarto presentan dos formas jerarquizadas de poder social ejercido por clérigos. Llull recoge apuntes muy variados, y llenos de informaciones históricas valiosísimas, que permiten seguir las reformas que Blaquerna introduce en la gestión de la diócesis de la que es elegido obispo y del conjunto de la cristiandad, que acaba gobernando cuando se convierte en papa. Blaquerna encomienda nuevos oficios a los canónigos y a los cardenales, destinados a revitalizar la vida espiritual y a difundir la fe cristiana. El éxito conseguido por estas nuevas tareas permite que Blaquerna se pueda retirar finalmente a la vida contemplativa y se convierta en maestro de ermitaños.

El libro quinto de la novela tiene dos partes: una colección de máximas morales y filosóficas, el Libro de amigo y amado, y un pequeño tratado sobre técnicas de elevación del espíritu, el ‘Arte de contemplación’.