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Árbol ejemplifical
El decimoquinto árbol del Árbol de ciencia tiene una función complementaria en relación con los catorce primeros, que despliegan, de acuerdo con el Arte, los contenidos enciclopédicos propios del siglo xiii. La función del Árbol ejemplifical es dotar a la ciencia de una dimensión literaria que la haga apta para la divulgación, de una manera amena y lúdica. Ramón dice expresamente que busca la amistad de las gentes que leerán su libro. Llull también relaciona claramente aquí la divulgación con la predicación: los sermones sobre la doctrina se podrán enriquecer provechosamente de materiales didácticos gracias a los ejemplos del Árbol ejemplifical. No estamos ante un repertorio cerrado de historias, proverbios, imágenes y sentencias, sino de un artefacto intelectual que nos ha de enseñar a producir este tipo de recursos a partir de los datos del saber universal.
El Árbol ejemplifical consta, como los otros del Árbol de ciencia, de raíces, tronco, ramas, ramos, flores, hojas y frutos, pero cada una de las partes de este septenario no se aplica exhaustivamente a los catorce árboles precedentes. Así, las raíces reúnen dieciocho ‘recontaments’, es decir, historietas morales relacionadas con los cuatro elementos y los principios generales del Arte, donde Llull se sirve ampliamente de la personificación. En cambio, el tronco está constituido por catorce series de proverbios aplicables a todos los árboles. En las ramas encontramos quince ejemplos también relacionados con los árboles anteriores, mientras que los ramos hacen lo mismo combinando narraciones y proverbios. Las hojas ofrecen catorce ejemplos que relacionan los accidentes aristotélicos con los contenidos de los tres árboles previos. Las flores presentan diecisiete series de proverbios y los frutos, catorce ejemplos. El último de todos explica cuál es la finalidad de la acumulación de saber: preparar el espíritu para la elevación a la contemplación de Dios.
El tratamiento de las formas literarias breves en el Árbol ejemplifical es la propuesta más innovadora, sorprendente y estimulante de la ‘nueva’ literatura de Ramón Llull.
“Y pues la materia es grande, según su grandeza no podremos proceder, ya que estoy muy ocupado en otras cosas. Y, además, las gentes esquivan prolijidad, y por ello queremos hablar abreviadamente de este árbol; pero, según lo que diremos, doctrina daremos para que se puedan hallar nuevos proverbios y nuevos recontamientos, y extender el entendimiento por la gran materia de este árbol.” (Prólogo del “Árbol ejemplifical”).